Hace un año comencé a escribir sobre Vivir en la Patagonia luego de una charla con Clara Trillini que pueden ver aquí .
Por esas cosas de la vida quedó pendiente. También el blog que abandoné cuando mi vida personal estuvo bastante movida ( el 2021 fue un año intenso). El 2022 me encontró más alineada con mi propósito y de a poco vuelvo a retomar la escritura del blog. De este espacio que parece que ya nadie lee pero que me gusta pensar como ese lugar donde los algoritmos y los likes no importan. Tampoco si alguien lo lee hoy o dentro de 4 años.

Vivir en la Patagonia y ser freelance
Hay personas que sueñan con lo que harán algún día cuando sea la situación ideal. Ya sea mudarse, viajar o trabajar en algo que les motive… Después hay otras personas que en cuanto tienen un sueño, se lanzan y lo concretan, aún sabiendo que la situación no sea la ideal y que hay altas probabilidades de fracasar.
Yo soy de estas últimas… y aunque muchas veces me pesan mis decisiones un tanto impulsivas y sin análisis previo, entendí que si sigo mi intuición, lo que podría verse como fracaso o error no es otra cosa que «aprendizaje», y así sin más sigo para adelante, buscando el próximo objetivo (que en mi mente siempre será mejor y menos complejo🤪).
Volviendo a mi decisión de Vivir en la Patagonia
Cada persona que me cruzo siempre me hace la misma pregunta:
Porqué te viniste (o te fuiste) a vivir a San Martín de los Andes?? en estos 10 años la respuesta fue la misma:
Porque nos gustó el lugar… porque sí… porque se nos ocurrió y vinimos a ver qué onda…
No hay tanto misterio, ni tanto más que decir.
No conocíamos a nadie acá, no vinimos movidos por una oferta laboral. Vinimos porque sí, porque la vida en la ciudad no nos convencía, y yo siempre soñé con vivir de otra manera.
La idea fue probar, y nos dijimos: si no funciona nos volvemos…

La mudanza…
Era el verano de 2012 y lo que más se nos complicó fue conseguir la casa. Una tarde la encontramos en una web de una inmobiliaria y sin dudarlo la reservamos.
La mudanza fue una verdadera aventura. Tuvimos que dejar un departamento que alquilábamos en La Plata. Cargamos en un camión la mitad de lo que teníamos (lo más importante eran nuestras cosas de trabajo). Sumado a que en ese entonces mi hijo tenía 7 años, y había que considerar que lleve sus juguetes. También teníamos a nuestra perrita Lila. Cuando recuerdo el caos que supuso organizar todo en 15 días, pienso que no hay una forma ideal para mudarse. Siempre es caótico, pero sobrevivimos.
Hay otras maneras de mudarse, por ejemplo vender todos los muebles y alquilar una casa amoblada. Muchas personas que conozco lo hicieron así.
En nuestro caso, vinimos a vivir a la Patagonia con la idea de trabajar freelance, ambos somos diseñadores gráficos y ya trabajábamos por nuestra cuenta. Nuestro gran drama era contar con buena conexión a internet.
{Voy a contar algo muy gracioso y personal. Al segundo día de llegar no teníamos internet y era feriado, así que dejamos la laptop en el auto para subir archivos usando el wifi de una confitería.}
Igualmente a mí me costó más acomodarme, y el primer año fue muy duro. Mi principal ingreso lo tenía con un emprendimiento de papelería para eventos y perdí clientes al no atender presencialmente en Buenos Aires. Era muy diferente a lo que es ahora el mercado y las posibilidades de vender online.
Hoy lo veo como un proceso que tenía que darse para que yo empezara a dedicarme otra cosa. Claro que en ese momento no lo vi así, y para mí que siempre había tenido mi dinero fue muy desestabilizante. Me llevó un buen tiempo encontrar mi camino.
Los primeros cuatro años fueron los más duros, me costaba arraigarme. Y aunque podía disfrutar de las tardes mirando el lago, caminando en la montaña, en mi interior no terminaba de adaptarme.
Hace unos años me separé, y aunque parecía que estar sola en esta ciudad era terrible, lejos de mi familia, me encontré con una gran red de personas, aprendí a estar conmigo y a desafiarme una vez más.
La vida siempre está en movimiento, la cuestión es si dejamos que fluya o bloqueamos su curso.

Ser freelance en la Patagonia
Ser freelance hoy es una forma de vida que no cambio por el mejor puesto en una empresa. Aunque nunca trabajé en relación de dependencia, así que tampoco sé cómo es tener que estar 8 horas en una oficina con otras personas (pensar sólo en ir al baño a media mañana en un lugar con más personas🚽😬)
Hubo alguna vez que protestando de clientes, suspiré pensando lo lindo que sería tener aguinaldo. Enseguida se me pasa cuando pienso en la libertad que tuve siempre de manejar mis horas.
Si hay algo que agradezco de ser freelance y vivir en la Patagonia es el poder salir a la naturaleza cualquier día de la semana. Mis caminatas son tan necesarias para la creatividad y para mi salud mental. Tomo conciencia del privilegio de caminar con el lago y las montañas de fondo.
El clima de montaña suele influir en la rutina diaria. Los días de lluvia se suele dormir un rato más, cuando nieva me gusta estar adentro y cubrirme de mantas. Los días de sol siento muchas ganas de salir a caminar, de estar al aire libre y disfrutar de la naturaleza. Hay días que me organizo para trabajar a la mañana y tener las tardes libres, otras veces adelanto un día para tomarme otro.
El verano es de lo mejor, y hay que mirar el clima para aprovechar a ir al lago. Los días de lluvia se trabaja el doble y así se mantiene el equilibrio.
Otro punto a favor de trabajar de manera independiente es poder viajar en cualquier momento del año, por ejemplo cuando viajo a visitar a mi familia muchas veces me quedo varias semanas. Sólo necesito mi compu y wifi 😀
El frío patagónico
El clima suele ser algo que muchas personas me consultan.
Cómo es vivir en la Patagonia en pleno invierno? cómo es vivir con la nieve? y la verdad que es un tema que genera más miedo que cualquier otro. Les diré que el frío es diferente al de Buenos Aires.
En mi experiencia, descubrí que el frío seco de la Patagonia es ideal para mi salud. Soy asmática desde los 3 años, con lo cual sufrí toda mi vida especialmente en invierno. La humedad de Buenos Aires y el aire de allá me hacía padecer de todas las enfermedades respiratorias. Desde que me mudé, jamás usé medicamentos, mis pulmones respiran el aire frío y son felices.
Me ha tocado salir caminando con la nieve hasta las rodillas, con lluvias y no tuve ningún inconveniente. No les voy a mentir, un día con nieve es hermoso para quedarse adentro con mantas y calefacción. Si pasa una semana ya la nieve empieza a complicar un poco la vida, y caminar por las veredas heladas es una aventura donde si se pisa mal podés terminar en el suelo.
El calzado y el abrigo es importante, y se pierde el glamour de la ciudad, salís con las botas de trekking hasta para ir a tomar algo a un bar. Y siempre con campera impermeable… acá gana la practicidad y la comodidad.
Punto a favor: no hay que preocuparse tanto de estar a la moda😁 punto en contra: te olvidas lo que es estar a la moda y si tenés una reunión elegante pareces una Stark en King’s Landing

En conclusión, estoy convencida que creamos el entorno según somos nosotros. No es que el paisaje lindo hace la vida maravillosa por arte de magia. Somos nosotros los que armamos una vida enfocándonos en lo que queremos ver.
Por más lagos y montañas, si tenemos una mentalidad negativa, todo será en sintonía con ello.
En todos estos años conocí mucha gente, algunos que disfrutaban cada momento de vivir acá y otros quejándose por todo. Imaginen quienes son más felices acá?
Problemas hay en todos lados, y nos mudamos con una mochila invisible de traumas, creencias y emociones. Eso lo dejo para otro post.
Sólo les diré que cada día me levanto, y mientras preparo el mate en la cocina, miro por la ventana la montaña asomádose detrás de los techos. Salgo al patio, escucho a los pájaros en el nogal del vecino, miro el cielo y agradezco estar en este lugar.
No fue fácil, como toda decisión que cambia nuestra vida, hubo una transformación interna necesaria. Un despertar hacia la vida que realmente deseo. Una vida simple, de ritmo tranquilo, de caminatas por la montaña, de mates en el lago y dibujar inspirada en la naturaleza.